Yo Emprendedor
Navegando retos y oportunidades en un mundo conectado
Por Renato Consuegra
El universo de las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyMEs) en México puede ser analizado desde distintas dimensiones interconectadas que reflejan tanto sus retos como sus oportunidades. En 2025, estas dimensiones tecnológica, económica y social están en constante evolución, configurando un entorno complejo que las MiPyMEs deben aprender a navegar.
En la dimensión tecnológica, el rezago en la adopción de herramientas digitales sigue siendo uno de los principales retos. Según la Asociación de Internet MX, el 70% de las MiPyMEs aún no cuenta con una página web funcional, y menos del 20% utiliza herramientas de análisis de datos. Este atraso limita su capacidad para competir en un mercado cada vez más digitalizado. Sin embargo, el crecimiento de plataformas que ofrecen capacitación gratuita y financiamiento para la digitalización representa una gran oportunidad. Programas como “Digitalízate MX” han capacitado a más de 50,000 empresarios en 2024, demostrando que, con el apoyo adecuado, las MiPyMEs pueden transformar su operación y alcance.
La economía también juega un papel determinante. En un contexto global marcado por la inflación y la volatilidad de los precios de los insumos, las MiPyMEs enfrentan un aumento constante en sus costos operativos. El Banco de México reportó que en 2024, el 60% de estas empresas mencionó la inflación como su principal obstáculo. No obstante, el surgimiento de mercados emergentes y la reconfiguración de cadenas de suministro, impulsada por el nearshoring, abren nuevas posibilidades. México se ha convertido en un destino clave para empresas internacionales que buscan reducir su dependencia de Asia, y las MiPyMEs locales tienen la oportunidad de integrarse en estas cadenas globales, siempre y cuando logren cumplir con los estándares de calidad y sostenibilidad requeridos.
En el ámbito social, la desigualdad en el acceso a recursos sigue siendo un reto estructural. Las empresas ubicadas en zonas rurales enfrentan barreras significativas para acceder a créditos, tecnología y capacitación. Por ejemplo, mientras que el 45% de las MiPyMEs urbanas tienen acceso a financiamiento formal, solo el 15% de las rurales cuentan con este beneficio, según datos del INEGI. No obstante, la creación de comunidades de apoyo empresarial está marcando una diferencia. Iniciativas como los clústeres regionales y las redes de mentoría han permitido a pequeños empresarios compartir conocimientos, reducir costos y acceder a nuevos mercados.
La convergencia de estas dimensiones también genera un panorama prometedor. Por ejemplo, en el sector tecnológico, el uso de herramientas como los marketplaces digitales permite a las empresas no solo expandir su alcance, sino también conectar con proveedores que ofrecen precios competitivos. Al integrar soluciones tecnológicas, las MiPyMEs pueden mitigar algunos de los impactos de la inflación, mejorando su eficiencia y reduciendo costos.
En el aspecto económico, las oportunidades para diversificar mercados son claras. Con el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) consolidado, las exportaciones se han convertido en una opción viable para muchas MiPyMEs. En 2024, las exportaciones de productos artesanales mexicanos crecieron un 25%, lideradas por pequeñas empresas que han encontrado nichos en mercados extranjeros.
Socialmente, el apoyo comunitario también se está extendiendo a iniciativas de sostenibilidad. En estados como Jalisco y Guanajuato, cooperativas de pequeños empresarios están adoptando prácticas ecológicas, como el uso de energías renovables y el reciclaje, para atraer a consumidores conscientes del medio ambiente.
El reto para las MiPyMEs está en encontrar un equilibrio entre estas dimensiones. Mientras más integren soluciones tecnológicas, económicas y sociales en su estrategia empresarial, más posibilidades tendrán de sobrevivir y prosperar en un entorno competitivo. La clave está en no ver los retos como barreras insalvables, sino como oportunidades para innovar y adaptarse.
A medida que avanza 2025, el éxito de las MiPyMEs dependerá de su capacidad para navegar en esta matriz multidimensional. Las políticas públicas también jugarán un rol crucial. Es imperativo que los programas gubernamentales consideren las especificidades de cada región y sector para garantizar que los beneficios lleguen a todos por igual.
La coexistencia de retos y oportunidades es una constante en el mundo empresarial. Para las MiPyMEs mexicanas, 2025 representa no solo un desafío, sino también una invitación a reinventarse y consolidarse como pilares del desarrollo económico y social del país.