PULSO
Eduardo Meraz
En su mejor interpretación actoral, en calidad de víctima, el mandatario innombrable se da golpes de pecho no para el perdón de sus pecados, sino para cuestionar que la ley sea la ley y no sus cuentos de hadas para alcanzar grandeza.
Decisiones recientes de los poderes legislativo y judicial han desechado o declarado inconstitucionales algunas de las principales iniciativas de reforma enviadas por el ejecutivo palaciego, con lo cual queda demostrado, aun cuando no sean del agrado del habitante temporal del palacete, que el ejecutivo no es el poder de los poderes.
Y por eso el presidente totalmente Palacio Nacional está frustrado y cae en la exageración de hablar de supuestas anulación o freno a las funciones constitucionales asignadas a su cargo.
Desde su punto de vista, la determinación de un juez de otorgar suspensión definitiva a algunos tramos del Tren Maya, debe ser considerado como una especie de “golpe de Estado técnico”.
En esa tesitura, sus ordenamientos y normas para darle vuelta o burlar la Constitución deberían ser considerados “golpes de Estado rudos”.
Muy atrás o de plano en el olvido quedaron sus palabras, previas a su asunción a la primera magistratura, cuando ofreció a magistrados y magistradas, así como al resto del poder judicial, a los legisladores y a todos los integrantes de las entidades autónomas del Estado, que “no habré de entrometerme de manera alguna en las resoluciones que únicamente a ustedes competen.
“En el nuevo gobierno, el Presidente de la República no tendrá palomas mensajeras ni halcones amenazantes.
“Ninguna autoridad encargada de impartir justicia será objeto de presiones, ni de peticiones ilegítimas, cuando esté trabajando en el análisis, elaboración o ejecución de sus dictámenes. Y habrá absoluto respeto.
“El ejecutivo no será más el poder de los poderes, ni buscará someter a otros poderes”.
Como lo ha demostrado de manera fehaciente y frecuente en muchos otros aspectos, es incapaz de cumplir su palabra, por lo cual continuamente debe recurrir a la práctica religiosa de darse golpes de pecho, a fin de borrar culpas previas y no se le acumulen con nuevas promesas incumplidas o ataques a sus adversarios.
En el espejo del autoengaño, el mandatario cree tener el mismo o mayor respaldo al obtenido hace cinco años, la actual conformación del Congreso federal y de la Suprema Corte y las determinaciones adoptadas son testimonio de que ya no es así.
Aún así, el presidente continuará con su “golpismo rudo”, vía el desacato de las leyes, así como contra los magistrados y opositores, pues además de ser parte del ADN cuatroteísta, es el camino al “inframundo obradorizado” de la democracia.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
En el proceso electivo en el estado de México, existe la duda si la voluntad de los sufragantes será suficiente para determinar a la futura gobernadora o tendrá que definirse en tribunales.
Ojalá la marea de votantes sea de tal magnitud que no deje dudas sobre el resultado.
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@Edumermo